viernes, 24 de julio de 2020

Gina Milena Rodríguez Sarmiento




Nació en Bogotá el 25 de diciembre de 1978.
Bibliotecóloga egresada de la javeriana, fue coordinadora de servicios de la Universidad El Bosque y de la Fundación Universitaria en ciencias de la salud, actualmente trabaja en el Ministerio de Educación en la Oficina de Innovación Educativa. Su interés para la literatura ha estado presente toda su vida, curso la Maestría en Literatura, realizó varios talleres de escritura y creación poética en la Casa de Poesía Silva al lado de los poetas Juan Manuel Roca y Alberto Rodríguez Tosca.
Actualmente tiene una librería en línea desde Instagram @librerio donde publica frases, datos y efemérides literarias, desde allí realiza actividades sobre literatura epistolar.


POEMARIO


Caribe

He visto vestir al Guatapurí de ónix
Las piedras animadas se balancean
Como golondrinas en el alba.

El rio suena llevándose al ritmo de acordeones 
Los ecos de los fatigados fuelles
La brisa versea con la omnipresencia de un río crecido
Los secretos a voces de los indios.
Sigue valiendo la pena que se escondan
Bajo los palmares reverdecidos de la sierra
Para que el mohán y la madre selva 
Sean los únicos que escuchen sus murmullos.

Porque nosotros desde la otra orilla
Hemos mancipado el pacto entretejido
entre el río y el indio

Sincronías

Así fue que la vio, en un garabato alineado a la derecha cuando escribía en los renglones invisibles del papel, la tinta dejó su sello en la mesa y unos ojos furtivos miran sin ser delatores. Escucha suspirar al reloj de cuerda que no ha de quebrarse. Disimula pararse de la mesa, pero derrama el café justo en la cornisa ciega. Sonríe, seca despacio con el silencio, entonces empapa su alma y vuelve a callar.

Ochenta y ocho vueltas a la manzana recorren sus manos con la certeza de poner la verdad a su antojo. Vuelve a su mundo infinito y reticular, procurando divorciarse del ruido transparente de la noche, de la jaula que encierra sus anhelos. La ve llegar, sopla el humo del chocolate hirviendo, el dulce empaña la ventana. Un reflejo aparece, así que ella no lo duda le devuelve su mirada intuitiva a su entrecejo. Por instante, solo por ese instante late la realidad creadora.


Calígrafo
He querido conocer a un calígrafo árabe en Bogotá
Sí, al menos uno
Que escriba en suaves fibras la mudez de las palabras
Palabras, que esperanzadas galopen en los libros
Para que se manifiesten como esfinges cimentadas
en lo recóndito de la memoria.
Pero apenas condigo unos Grafos burlones
que boicotean las pupilas taciturnas de quienes
se dicen lectores.



Vericuetos

La taza de café ha quedado congelada en el tiempo, 
Ni la antorcha reticular puede encenderla
Estoy a tan solo un segundo de reminiscencias cautivas
Que se desmoronan sobre la hiel

Respiro mi quebranto,
Pues lo único que no falla es la ausencia
Me encandila su absurdo
Y la muy sarcástica se sienta a mi lado 
Me dice: ¿qué tal?
Con su sonrisa inquebrantable y franca

No me rehúso a su saludo
En cambio, deshielo la taza de café
La pongo en mis labios,
lo saboreo lento,  
la seduzco, 
Pues yo también se fingir.


Resaca

Visos en lapislázuli, 
no dejan abrir mis párpados para observar la oquedad de mi alma, 
y mi cabeza, mi cabeza gira acomodándose a las manecillas del reloj.

A lejos replica incontrolable la caída de un alfiler. 
me reclino, pierdo la estabilidad 
no encuentro el punto de equilibro entre mi cuerpo y la cama.

Mi mente no responde, 
vuelvo a mirar en la pared 
y en ella la pintura de Munch
se escurre mi alma cóncava

Se abre la puerta 
el viento entumece mi cuerpo 
inerte ante la vida, 
pero viva ante la muerte.

Pienso en las escenas de la noche anterior 
La botella 
las flores negras, 
las copas debajo de la cama 
me reclino y suspiro…. 
QUE PUTA RESACA ……!!!!!!!

Narciso

El escritor es un médium
Basta con verlo voltear
Sus fragmentados ojos
Diluidos en su delirio onírico

¡Pero carreta! 
Saca sus versos del agotamiento
Cavila y halla por fin, 
La tinta indeleble
Con la que dejará huella 
Sobre su narcisismo

Noches de luna clara

Otra noche en la biblioteca
camino por los pasillos desolados
entre la lectura y el sueño, 
Entre el vicio de los libros
Y el grito de sus hojas 

Páginas mohosas 
Finos estampados 
Y recuerdos alborotados 

A lo lejos la luna, 
compañera de esta interminable noche
noches de hambrunas,
con el puño agolpado
Estrujo el lápiz y tejo letras
Escribo tu nombre
Recuerdo al poeta

Es mejor no entrar a la jaula de los recuerdos
Ellos muerden…


Pacto

Una historia 
                  puede ser la misma historia
contada de mil maneras

En la tierra te reconocí
Y recordé que en la legión de almas
                  Contigo pacté
No busco en tu camino mi camino
Porque al final del día
Te prometo allí estaré

Al alba

Buscó en el parpadeo del tiempo,
el lugar exacto donde la brisa ancló en su copa.
Llevaba el viento, la última gota peregrina
del mar Caribe.



Sublime las horas llegan
A cumplir su cita con la noche
Eterna mi alma fluye
al unísono de las notas de tu guitarra
Y en los recovecos de calles recorridas
Dejé una huella en tu alma
    
Ahora en mi silencio
Mi boca gritará tu amanecer
Me hallarás trémula danzante,
Danzante me hallarás en escarlatas

Convénceme de mi realidad
Que yo susurraré tu nombre
Osada y satírica
Soberana, mujer de fuego

Empezamos con la palabra
Pero terminamos en silencio
La palabra justa en el justo lugar
Donde no hay tiempo ni distancia
Tan solo la sincronía profunda de tu alma,
Prófugos de la realidad.

Flota en azul celeste, el halo infinito de mí ser
Lejos, espirales que cruzan el umbral
Sus alas expanden ramilletes de luces
Anunciando tu llegada, o quizás, la mía.

Terminamos en sonidos.


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